Lo hizo luego de que Brasil fuera el único país de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que votara ayer a favor de la resolución no vinculante de la Asamblea General de la ONU que pide la retirada inmediata de las tropas de Rusia y defiende la integridad territorial de Ucrania.
«En momentos en los cuales la humanidad, con tantos desafíos, necesita de paz, se completa un año de la guerra entre Rusia y Ucrania. Es urgente que un grupo de países no involucrados en el conflicto asuma la responsabilidad de encaminar una negociación para restablecer la paz», dijo Lula en un mensaje por las redes sociales.
Lo hizo luego del voto brasileño, que estuvo alineado a aliados de América Latina como México y la Argentina, pero también a la visión de EEUU y sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el conflicto en el cual son aliados de Ucrania.
La resolución tuvo 141 votos a favor, 7 en contra y 32 abstenciones. Los Brics, salvo Rusia y Brasil, se abstuvieron.
Cientistas políticos identificados con la línea diplomática histórica de Lula y del Partido de los Trabajadores (PT) rechazaron la posición brasileña, y el canciller Mauro Vieira publicó un comunicado para defender la posición brasileña.
El voto de Brasil llegó después de que Lula visitara en Washington a su colega estadounidense, Joe Biden, con quien firmó un comunicado conjunto en el que por primera vez Brasilia reconoció la necesidad de repudiar «anexiones territoriales» rusas en Ucrania, en referencia a la región de mayoría rusoparlante del Donbass, en el este ucraniano.
Lula inició su presidencia declarando neutralidad en el conflicto y anticipando que en marzo conversará en Beijing con su par chino, Xi Jinping, sobre acelerar un proceso de paz en Ucrania movilizado por países que no están involucrados en el conflicto.
El mandatario brasileño rechazó dos pedidos de Alemania y Francia para aportar armamento y municiones y sumarse a la OTAN para armar al ejército ucraniano.
También consideró un «error» la invasión rusa a su vecino y equiparó las actitudes bélicas tanto del presidente ruso, Vladimir Putin, como del ucraniano, Volodimir Zelenski. «Si uno no quiere, dos no pelean», dijo Lula el 31 de enero, al recibir la visita del canciller alemán, Olaf Scholz, quien se fue con las manos vacías en su pedido para que Brasil proveyera municiones a los tanques alemanes cedidos a Ucrania.
En un comunicado para explicar el voto brasileño en la ONU, el canciller Mauro Vieira aseguró que la posición de Brasil de condena a la «violación territorial de un estado soberano, Ucrania, es inequívoca».
«Pero, un año después, el entendimiento del Gobierno brasileño es que, en medio de los coros más estridentes y las voces potentes, centradas en la guerra y su fuerte dimensión geopolítica, ha llegado el momento de dar voz también a quienes quieren hablar en formas de construir la paz. Lula hizo una opción clara y pública en ese sentido», sostuvo.
Vieira dijo que Brasil «no tiene una solución hecha» sino que pretende «escuchar y dialogar» con países y bloques dispuestos a un entendimiento.
«A las posibles críticas internas a esta posición brasileña, generalmente por un supuesto exceso de protagonismo en el escenario internacional en este punto del conflicto, respondo con hechos: ya sea en los contactos mantenidos hasta ahora por Lula con 15 jefes de Estado y gobierno, o en las más de 40 reuniones que sostuve con cancilleres, líderes de organismos internacionales y con otros jefes de Estado y de gobierno, se comprende bien la posición brasileña en el conflicto», explicó.
Vieira sostuvo que los interlocutores le dan la bienvenida a la iniciativa brasileña «aunque se muestran pesimistas sobre el final del conflicto en el futuro inmediato».