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La Universidad de Newcastle, al norte de Inglaterra, fue sede de un panel en el que se abordó el tema de la memoria en relación a los 40 años de democracia que se cumplen en diciembre en Argentina, que tuvo entre sus disertantes al embajador argentino en el Reino Unido, Javier Figueroa y Alejandra Naftal, exdirectora ejecutiva del Museo y Sitio de la Memoria ESMA.
El evento fue organizado por Cecilia Sosa, investigadora del Centro de Estudio de las Culturas Posconflicto de la Universidad de Nottingham y Philipa Page, profesora de Estudios Hispánicos y Cine en la Universidad de Newcastle, en el marco del evento anual de la Asociación de Estudios de la Memoria (MSA).
También estuvieron presentes la poeta Luisa Futuransky, el escritor Félix Bruzzone, Liliana Furio del colectivo Historias Desobedientes, la profesora María Zubelzu y la abogada Mónica Zwaig.
En su discurso, Figueroa resaltó que «la memoria fue uno de los pilares fundamentales en la construcción de la política de derechos humanos en Argentina» y destacó la «heroica resistencia» de los organismos de derechos humanos, como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Además, enfatizó que Argentina fue el «único país en América Latina que juzgó y condenó a los responsables de violaciones masivas de derechos humanos, incluyendo a los miembros de las juntas militares».
El embajador en el Reino Unido también mencionó otros factores que contribuyeron a la implosión de la dictadura, como la derrota en la Guerra de Malvinas y una gestión económica ruinosa, y resaltó que «la persistencia histórica de la memoria ha cristalizado en consensos políticos e institucionales fundamentales para la democracia argentina».
También hizo mención a los legados de la historia argentina, que dejaron un país con «una democracia fuerte y una sociedad comprometida con el respeto a los derechos humanos» y destacó los avances en el movimiento feminista y la lucha por la recuperación de la identidad, así como la consagración legal del derecho al aborto en Argentina.
Luego, Naftal compartió su experiencia personal como víctima de la dictadura militar, relató su militancia en los años 70, su secuestro y posterior liberación, así como su participación en la creación del Museo de la ESMA, que funcionó como centro clandestino de detención, tortura y exterminio durante la dictadura.
En su intervención, también hizo hincapié en la importancia de preservar la memoria colectiva como «una herramienta para la construcción de una sociedad más justa y respetuosa de los derechos humanos» y destacó la relevancia de los sitios de memoria como «espacios de encuentro y reflexión, que permiten mantener vivas las historias y testimonios de aquellos que sufrieron durante la dictadura militar».
Finalmente, Naftal resaltó la necesidad de «involucrar a las generaciones más jóvenes en el proceso de transmitir la memoria, para garantizar que nunca se olviden los horrores del pasado y se continúe luchando por la verdad y la justicia».
