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Abregú, condenado a 20 años de prisión en septiembre de 2000, logró fugarse en febrero del año siguiente y mantuvo su evasión de la justicia hasta octubre de 2023, cuando finalmente se entregó ante el Tribunal de Juicio en lo Criminal de Río Grande.
El abogado defensor de Abregú presentó un escrito en el que argumentaba que el caso había prescrito, solicitando la libertad de su cliente. Sin embargo, el fiscal mayor Martín Bramatti determinó que la condena de Abregú se interrumpió cuando se fugó en 2001 y que, por lo tanto, debe cumplir los años restantes de su pena.
Bramatti señaló que «la sentencia no estaba firme en el momento de la fuga y, cuando la confirmó el Superior Tribunal, Abregú seguía fugado y nunca pudo tomar conocimiento de esa condena firme.» Además, destacó que durante el período de prófugo, la prescripción del delito de homicidio no se produjo.
El fiscal también enfatizó que el delito de la evasión de Abregú tampoco se encuentra prescripto debido a su efecto permanente, y solicitó que se le tome declaración indagatoria al imputado por este cargo durante noviembre. En caso de ser procesado, podría enfrentar prisión preventiva hasta el momento del juicio.
Finalmente, Bramatti indicó que, en caso de cumplir su pena por el homicidio o la evasión, Abregú podría solicitar la prisión domiciliaria debido a su avanzada edad.
Es importante destacar que en el momento de su juicio, no se consideró el agravante de género en el asesinato de Eva Falcón, por lo que Abregú fue condenado por «homicidio simple» en lugar de «femicidio». Este caso conmocionó a la sociedad de Río Grande hace dos décadas, y las circunstancias del crimen han sido un recordatorio de la importancia de la perspectiva de género en el sistema judicial.