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15 de Enero de 2024


Cadetes de la Escuela Naval en Prácticas de Navegación en la Antártida a Bordo del ARA Irízar


Un grupo de diez cadetes de la Escuela Naval Militar de Ensenada, con edades entre 18 y 24 años, realiza su primera experiencia de navegación en la Antártida a bordo del buque insignia Rompehielos ARA Almirante Irízar. Estos jóvenes, seleccionados por su mérito académico, forman parte de la Campaña Antártica de Verano (CAV), desempeñando guardias en el puente de comando como parte integral de su formación profesional.

Los cadetes, provenientes de diversas regiones de Argentina, viven en régimen de internado de lunes a viernes en la escuela de la Armada en la isla Río Santiago. Lucas Darnet, cadete de tercer año, comentó sobre la experiencia del internado, señalando que les enseña a estar lejos de la familia, una habilidad valiosa para su actual travesía de un mes en el buque.

Durante la travesía, los cadetes ponen en práctica los conocimientos adquiridos en la escuela, especialmente en la materia de navegación. Arian Rodríguez y Gastón Bravo Molina, cadetes de tercer y segundo año respectivamente, expresaron su respeto por el mar y su disfrute de esta enriquecedora experiencia.

Las guardias en el puente de comando son parte fundamental de su entrenamiento, con cadetes de diferentes años cubriendo turnos de cuatro horas cada doce de descanso. La vida a bordo del Irízar, que transporta a más de 300 personas, ofrece variaciones diarias en actividades, climas y compañeros de interacción.

Los cadetes destacaron el proceso de ingreso a la escuela, que incluye exámenes académicos y pruebas físicas y psicológicas. Damián Cardozo, cadete de tercer año, compartió su experiencia, subrayando la dificultad de adaptarse al principio, pero resaltando la preparación integral que reciben.

El viaje en el buque escuela Fragata Libertad, parte esencial de la formación, fue comparado por algunos cadetes con una tesis en otras carreras, siendo la experiencia que los califica como oficiales de marina. Aunque en este viaje no participaron cadetes mujeres, Tomás Falcone destacó la presencia de mujeres en la escuela y resaltó su interés en escribir sobre su aprendizaje durante el viaje.

La importancia de la cultura marina y la transmisión de conocimientos entre diferentes años de cadetes fueron aspectos enfatizados por los entrevistados. Las tradiciones de «escribir un libro, plantar un árbol y formar una familia» fueron mencionadas como faros en la Escuela Naval.

El comandante del buque Irízar, Carlos Recio, dejó una reflexión a los cadetes al inicio del viaje, instándolos a demostrar su valentía en situaciones cruciales. Esta lección fue resaltada por Luiggi Gómez Gurrieres, suboficial principal cadete de cuarto año, quien subrayó la importancia de mantener la compostura ante cualquier adversidad en el mar.

En resumen, los cadetes de la Escuela Naval están viviendo una experiencia única en la Antártida, demostrando su preparación y dedicación en este desafiante entorno marítimo.